martes, 7 de julio de 2009

Abstracción


¿Desorientada yo ?. ¿No será que son los caminos los que no saben ya para dónde ir?. Estamos eternamente de cabeza, por si no te acordabas, pero esto de la gravedad, claro. Sorteando los obstáculos, así avanzaba yo, siempre de vuelta al punto de partida, fuck!; laberinto escuché por ahí decir alguna vez, “no!, para allá no es”, dijo otro entonces; pero, ¿sujetarme de la baranda?, ah, eso era descabellado, quizás volando quién sabe si no; retroceder habría sido motivo de alabanza en otro estado. Y en los cuencos seguía el agua cantando sus multiplicaciones, y brillaba en sus paredes mi reflejo ondulante; y bajo los techos de las casas de adobe sus inocentes moradores intercambiaban sus incertidumbres; y los árboles renegaban del viento que solo cumplía su deber, “Hey!, así estaba estipulado, estés o no de acuerdo con ello”. Era, sublime, por decir lo menos; yo me alegré mucho por poder constatarlo. Filosofía barata de ebrios y volados que igual tenían la razón después de todo, creo que entonces, todos la teníamos y por eso nunca alguien quiso dar crédito a ello. Pero diablos que era barata su forma de exponerlo. Por supuesto que ahora soy mejor nadadora, es mi herencia atávica; estoy condenada a la profundidad, y a no regresar de ella.

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