viernes, 26 de diciembre de 2008

El fin de todo lo conocido


Así se ha venido anunciando al Fin del Mundo. Y yo vivo en una era privilegiada, puesto que es justo la que Nostradamus, los Mayas, los Egipcios, y la Biblia, por nombrar reconocidos entes predictores de sucesos del tipo acabo-mundi, han predicho como la última era antes del fin de todo lo conocido. Estoy aquí para verificar qué hay de cierto o de erróneo en ello.
Hasta el momento han tenido la razón en un cúmulo de hechos mundiales aquellas predicciones. El que no sepa de qué hablo, que se documente; la internet no sólo sirve para satisfacer vicios solitarios de toda índole.
Bueno, ¿y qué es lo que hay que hacer ante este inminente fin a la vez que 2°da venida de Cristo?.
Yo digo que, hay que ponerse las gafas 3D, y sentarse a disfrutar del espectáculo. Hagas lo que hagas, no hay nada que hacer. Está anunciado que va a quedar la cagada.
Muchos, millones y millones, morirán; ya lo están haciendo. El planeta llegará a su punto máximo de aguante. Eso, ya es así de hecho. El clima ya se ha vuelto loco. La lista es larga.
Y un boom de guerras santas, y no otras no tanto, ya son algo lamentablemente común en muchas partes del mundo. Guerras siempre han habido, con sus fatales consecuencias, para eso es que son. Pero es que supuestamente ya debiéramos de ser una humanidad un poco más madura para resolver sus conflictos de intereses, o si no porqué diablos seguimos abanderándonos bajo conceptos de civilización.
Pero no, obvio que no. Seré majadera, y diré que, por último todo está como está, porque está predicho que así es como debe de estar.
Además, se ha hecho evidente que un nuevo orden económico mundial está haciendo falta para acabar con la concatenación de hechos que tienen en completo desequilibrio social y personal a los habitantes del planeta, amén de sus recursos.
Ya lo dijo Marx hace más de 150 añospor lo menos. En mi humilde opinión, él debería de ser elevado a la categoría de profeta de la-realidad-del-mundo-más-allá-de-las-razas-y-los-credos. Él era un científico, que muy al contrario de Hegel, su filósofo de cabecera, decía por esos años que la burocracia lejos de estar al servicio de la humanidad, velando por la igualdad entre los hombres, era sólo una fuente de corrupción en todo ámbito. En esa época a todo esto, también se solía anunciar el fin del mundo, para el año 1900. Bueno, en realidad antaño ya se habían calculado varias fechas probables, 6 por lo menos, sin que nada sucediese después de ello. A lo mejor ahora tampoco sucederá nada, por más que las predicciones demuestren lo contrario.

La cosa es que el mundo se va a acabar, y yo voy a estar ahí para ver si la humanidad logra resurgir de las cenizas en las que va a quedar convertida.
Porque la humanidad se va a acabar, pero el planeta va a seguir . Aunque ya no para la clase de vida a la que acostumbrábamos. El planeta va a seguir, pero ahora sin su cáncer.
Lo que hace falta aquí, es un cambio de mentalidad para que nos salvemos.
Quizás, si viviéramos de la base de que no somos eternos, otras cosas ocuparían nuestras mentes, aprovecharíamos mejor la vida, y otro mundo sería este, uno sin destrucciones en cadena.
Y a pesar de nuestras fechas de caducidad, igual aceptaríamos que envejecemos, que el envase se deteriora, y que deberemos hacer abandono de él tarde o temprano.
Y serían felices nuestras despedidas de la vida, a sabiendas de que vivimos con provecho, y sin más intereses que la propia expansión de nuestros conocimientos, y nuestra evolución por ende.
Quizás no mediríamos las horas como ahora hacemos, porque no nos interesaría correr en contra del reloj, y en cambio otro sería el sistema para medir procesos, y otros se encargarían de dichos procesos, onda, las máquinas programadas para ello.
Porque la tecnología sería benigna. Y no andaría incubando seres nanométricos que luego de adquirir vida propia, acabarían con nosotros.
La gente realmente haría el amor, como quizás pocos lo hagan actualmente, pues no habrían intereses de autosatisfacción personal.
Y no habrían religiones, porque no habría nadie a quien someter.
Nadie querría ser más que otros.
Es tanto lo que podría ser... Pero como no es así, vayamos reservando nuestros asientos en primera fila para saquear, o ser saqueados. Pues, quizás se trate de tu última actividad después del fin de todo lo conocido.
Por mientras, recomiendo leer a Max Neef, nombrado dentro de los 50 más grandes pensadores actuales, y el cual propone pragmáticas soluciones para la sustentabilidad en todo orden que los países tanto buscan para no llegar a su propio fin.

1 comentario:

Malgastar esfuerzos dijo...

Hay quien todo lo tiene porque todo lo debe, y sin embargo no está conforme así. Y el tiempo sólo deja cadáveres esparcidos. No tenemos remedio porque no hay remedio que valga.

Salud.