martes, 27 de abril de 2010

Intercambio de energía


Hay animales que para vivir, consumen a su presa viva. De otra manera, no se la comen. Hay otros que para vivir, sólo se alimentan de despojos, en los que la energía vital hace rato se desvaneció. A su vez, serán alimento para seres que se alimentan de energía vital en estado de evanescimiento.
Todos tenemos fecha de caducidad, tarde o temprano nuestra energía es devuelta al universo de donde la tomamos prestada para poder existir, y reunir experiencias de todo tipo. He leído que el universo, crea vida con conciencia (Conciencia: otra forma de la manifestación energética. La conciencia pertenecería calculo yo al plano de la cuarta dimensión, atemporal a todo esto, y nuestra mente, finita, a la tercera dimensión en la que por una razón u otra, estamos anclados esperando por nuestra muerte, paso que no todos podemos saltarnos para acceder a la cuarta dimensión) para que ésta obtenga experiencias que transforman dicha conciencia, para luego cuando muramos, se pueda retroalimentar de ella a la manera de un dínamo, y pueda hacerse así, más fantástico aún.
El universo nos come vivos, nos necesita vivos para poder vivir. No es en vano, es decir, entregar esa energía de vuelta, tiene su recompensa: la Muerte. La Muerte, es otro estado energético, tal como lo es la energía transmitida por la mente. Ese es un asunto del cual no tengo palabras para expresar de qué se trata a ciencia cierta, ¿alguien sí las tiene?; pero sí puedo decir que el universo entero está hecho con la misma energía con la que están hechas la mente, la vida, el espacio-tiempo, las estrellas, el electromagnetismo, la gravedad, y sin embargo son estados energéticos tan diferentes entre sí…
La vida comienza con una explosión de energía fantástica, que nosotros percibimos en forma de orgasmos. Es un fuego que aglutina dentro de sí todos los secretos del universo. Por eso éste es tan fantástico. Y cuando morimos, regresamos a la fuente misma de esa fantasía, a sostener viajes interestelares fantásticos (otras experiencias, otra vez). Hasta que, el universo “decide” que es hora de cambiar de estado energético para sostener nuevas experiencias. En mi osada opinión, la contraparte de la vida, no es la muerte: hay otros estados entre medio, e incluso más allá de los límites de éstos. Cuando me muera lo voy a saber.

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