Cada mañana de mi aburrida existencia, te enciendo, y espero a que el show comience. Espero pacientemente por tu aparición, el payaso más connotado que le dará vida a este circo de pueblo. Tus chistes absurdos le dan significado a mi día a día. Nunca es suficiente, nunca me lleno de ti, siempre quiero más.
Cada mañana te enciendo, esperando por todo aquello que me dirá lo que debo hacer para intentar ser como tú. A ver si hoy día logro un avance. Nunca es suficiente, jamás seré como tú, la estrella principal del show.
Cada mañana de mi aburrida existencia, te enciendo para escucharte con toda mi atención. Tus palabras resuenan en mi cabeza el resto del día, dándole sentido a todo. Quisiera que me conozcas, quisiera ser tu héroe, darte días perfectos, drigir juntos la orquesta, que me aplaudas en la cuerda floja, irnos a vivir a las colinas. Sé todo lo que necesitas, te conozco bien, sé cómo luces fuera de la pista.
Una de estas tardes me armaré de valor, y lo sabrás todo. Te llevaré a casa y tú me encenderás a mí. Y sentirás que nunca es suficiente.
Este post lo escribí poco tiempo antes de que falleciera Camiroaga en ese consabido accidente de avión en Juan Fernández. Fue a raíz de que para mí, él representaba toda la idolatría (parte del mal gusto popular ) que la gente le profesa a los personajes televisivos, elevándolos a la categoría de dioses domésticos. Siento que su muerte fue para peor: él no merecía morir así, y ahora menos que nunca descansa el paz el pobre con tanta cobertura mediática. En fin, la televisión es un circo desués de todo.
1 comentario:
Muy lindo, un verdadero poema...
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