martes, 1 de noviembre de 2011

NO ES SOBRE TI



Me pregunto cuál será mi legado para este mundo para cuando ya no esté.

Los seres humanos somos seres egoístas por naturaleza, ningún misterio. Y cómo no serlo, si vivimos encerrados dentro de nosotros mismos, dentro de nuestras cabezas, la que nos parlotea día y noche acerca de cómo es que son las cosas, y el mundo. Así es nuestro mundo interior. Cómo no pensar primero en nosotros mismos, si nos dormimos y nos despertamos con nosotros mismos todo el tiempo. Cómo no ser egoístas.

Ahora, el querer dejar un legado para los demás cuando ya no estés aquí, debería obedecer a un asunto de bienestar para esos demás, y no para que te recuerden después de muerto simplemente. He ahí un acto egoísta proveniente de lo más profundo de uno, de ese uno que te quiere ver bien y que logres sobrevivir y ser feliz, pero un acto que se pasó a retorcer en el camino de salida al exterior. Porque una cosa es que te quieras a ti mismo y te procures tu bienestar, y otra bien distinta es que los demás te quieran. Porqué tendrían que hacerlo para empezar. Entonces, por qué querer dejar un legado para que te ¨sigan¨ queriendo después de muerto. La gente que de verdad te quiere, lo hará después de que te hallas ido, y te tendrá en su mente siempre, hasta que ellos mismos se hallan ido. Por lo tanto, dejarle un legado al mundo, debería ser para poder asegurarte de que el mundo será un lugar óptimo para cuando ya no estés aquí, y por lo tanto ya no puedas hacer nada al respecto.

El mundo no gira alrededor de ti, eres tú el que lo circunda. Los demás están demasiado ocupados con sus propios problemas como para pretender que los olviden pensando en ti. Tú eres la última persona en la que piensan cuando se levantan cada día a vivir.

Cuando pienses en los demás, debería ser para encontrar una acción que puedas llevar a cabo para sacarles una sonrisa.

Cuando pienso en mi propio legado, no se me ocurre qué podría yo dejar para los otros y que les pueda servir para que puedan sonreír. Sí, sonreír, así de simple. Ya sea que les herede dinero, u objetos dignos de un museo, o donar algún órgano que esté en condiciones para otro que le haga falta. Pero algo que de alguna manera u otra, les alegre el día. No para que me recuerden, por ahí no pasa el asunto, porque después de muerta, no me sirve de nada que me recuerden. Pero sí me serviría saber que estoy dejando algo que servirá a otros, eso sería un gran triunfo.

Mientras tanto sigo pensando qué voy a dejar.

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