viernes, 3 de febrero de 2012

Deudas


No es ningun misterio que el que nace, debe morir algun día. ¿Porqué nos comportamos como si fuésemos eternos? Cuando me muera, claro que no va a importar nada, absolutamente nada. Excepto los lazos afectivos que llegue a establecer. En mis experiencias cercanas a la muerte, tan sólo me importó, estar en buena con la gente que estimo, que quiero, que amo. Supongo que es con ellos con quien tengo deudas. Y es con ellos con quien debo estar en equilibrio antes de dejar esta vida. O sea, saldar mis deudas con ellos. Puede ser que nunca sea suficiente, la mayor parte de aquellos a quienes quiero, están perdidos en un sistema sintáctico que no admite otras maneras de ser de las cosas, otras en las que nunca sería necesario tener que pagar las deudas porque no existiría la culpa. Capaz que me vaya con culpas, o capaz que me vaya sin que me importe un carajo todo. Pero no lo creo. Pienso que mientras esté viva, debo hacerlo todo ahora. Y entre medio, ver a cuánto asciende mi nivel de deudas para con quienes quiero. Algún día moriré, y puede que sea una fecha en el calendario bastante cercana. Y no quiero deber nada. Porque, aparte de la ignominia de deber, ¿quién quita que existe la reencarnación y deba tener que volver a pagar mis deudas kármicas para poder seguir avanzando?. Uf, no!, qué lata volver a eso, entre otras cosas. Se trata de que si vuelvo, no tenga mucho que hacer extra, para así ocupar bien el tiempo

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