viernes, 3 de febrero de 2012

El Alma de las Mujeres



En los tiempos del doctor Broca, el más famoso de los frenólogos de su época, se creía a pie juntillas q las mujeres no tenían alma. Habían observado que su cerebro era relativamente más pequeño que el de los varones. Se decía que eran criaturas inferiores por lo tanto, relegadas a un plano un poco más arriba de los animales, y de los negros, los que invariablemente tampoco poseían alma, tal como la teoría de la época lo sugería.

Por supuesto que hoy en día, esa es una idiotez del porte del Titanic. Pero en ese entonces, a las pobres no se les podía entregar educación salvo que sirviera para los quehaceres del hogar o la crianza de los niños. La que quería estudiar leyes, o medicina, o letras, o lo que fuera, era mirada como una chiflada. Ningún hombre habría querido compartir el aula con seres que no poseían alma, como para entender entonces acerca del mundo que las rodeaba. “Deliciosas creaturas parlanchinas que sirven para el adorno del hogar, y el desahogo de las pasiones de sus maridos. Y criar infantes claro está”. Ni la iglesia las validaba. Sólo la virgen María podía tener alma, pues era la madre del salvador de nuestros pecados. Obvio.

Mientras tanto en Oriente, y muy a pesar del machismo circundante en la mayoría de las culturas de ese lado del globo, la mujer tenía un papel preponderante en los asuntos de la comunidad. Existían sociedades de matriarcado bastante fuerte. La mujer poseía no sólo alma, si no también ventajas por sobre los varones. Así que también eran como diosas, respetadas a más no poder. Respeto ganado, a punta de sabiduría, y bondad de madre que quiere un trato justo para sus hijos, y entre ellos mismos. Y por hacer maravillas con las finanzas. Y criar niños con toda la dedicación que una madre puede prodigar, alimentarlos, vestirlos, enseñarles a hablar, y a ser personas que más tarde se desenvolverán en la sociedad. Y porque enterraban a sus muertos con la misma dedicación que sólo ellas podían prodigar. Tal como hacen hasta el día de hoy en todos lados del globo, en sociedades falocéntricas.

Pero eso sí:

El alma de las mujeres está plagada de conceptos erróneos de las cosas, le falta el pragmatismo masculino. (Tal como a ellos, les hace falta reconocer que no son fuertes como les hicieron creer).

El equilibrio perfecto, sólo se logrará cuando hombres y mujeres, reconozcan lo que a todas luces parece ser algo obvio: que somos diferentes ellos de nosotras. No somos iguales, pero si queremos remar para el mismo lado, debemos ponernos de acuerdo en cómo hacerlo, a partir de aquellas diferencias.Ustedes remen un poquito más rápido, y nosotros un poquito más despacio, para nivelar. Ya veremos si es así como se avanza. Y si no, probaremos otras fórmulas hasta dar con la necesaria.

Tenemos mucho que enseñarnos entre sí. Es algo tan motivante, y casi nadie lo toma en cuenta. A mí por lo menos, me entusiasma la idea de aprender cosas de los hombres que me pueden servir como mujer. Y estoy segura de que a ellos les servirían muchas cosas que nosotras sabemos.

Creo que en el alma de las mujeres, existe un gran pabellón dedicado a las concesiones de todo tipo. Después de todo, no queremos competir para ser las campeonas. Queremos cooperación para no cansarnos tanto, es mucho lo que nos toca hacer . Cansa además tratar de ser campeón en todo. Es un vicio de gente solitaria. Y creo que no hay algo en el alma femenina que quiera que estemos solas. Ni yo por ejemplo, que siempre deseo estar a solas porque así hago caso omiso de la idiotez circundante. Pero si hombres y mujeres equilibraran fuerzas para vivir todos mejor, no tendría necesidad de aislarme tan seguido. Yo también quisiera compartir todo aquello que nos hace bien como personas. Está inserto en mi alma. Creo que tengo mucho para aportar. Creo que tenemos mucho que aportar.

Porque para empezar, el doctor Broca y adeptos desaparecieron hace rato. Porque ya nadie cree en las idioteces de la iglesia. Porque el voto femenino existe hace rato. Porque estamos todos aburridos de pelear por todo, y por nada. Porque nada que ver seguir echando a perder nuestro planeta en pos de nuestras vanidades. Y porque necesitamos de más mujeres y sus almas, y de sus pantalones bien puestos para que nadie se crea mejor que alguien, y los recursos sean mejor repartidos entonces. (Y con eso me refiero a que, nos duele en el alma que por el hecho de no haber nacido con pene, se nos paguen 50 centavos por cada peso que ellos ganan por el mismo trabajo).

¡Y porque estoy cansada de ver culos femeninos en la tele!

1 comentario:

Silvia Ele dijo...

Sí, señor. Basta de puro culo femenino.
Hay que poner culos masculinos tambien.